miércoles, 2 de abril de 2014

“Echale salsita” a la historia

Por: Maria José Sanabria y Katherine Hernández
 

Hace más de 60 años apareció la salsa, un ritmo que ha logrado trascender fronteras a lo largo y ancho del mundo. Un género musical que se fusionó a partir de ritmos afrocaribeños como el son montuno, el mambo o el cha cha cha, hasta constituirse en una propuesta que se niega a perder su esencia. Orquestas como las integradas por los hermanos Lebron, Bobby Valentin, Cortijo y su combo o la Fania podrían clasificarse como pioneros de la salsa, pero su historia va más allá de nombres de ejecutores y artistas.


Sobre el origen del nombre existen diferentes versiones. Lo explica J. Fernando Quintero, director de Rumba Estéreo: “Se dice que la palabra salsa fue tomada del sexteto de Ignacio Piñeiro que gritaba en sus discos, en Cuba: “échale salsita”. Otros dicen que fueron Richie Ray y Bobby Cruz, en una entrevista, quienes le respondieron al fallecido locutor, Danilo Escalona en Venezuela, cuando éste les preguntó cómo era su música: “Eso es como los aderezos, como el kétchup que sirve para ponerle sabor a la comida. Es decir, la música de ustedes es como salsa”.

Así como el origen del nombre es difícil de definir, su lugar de nacimiento tampoco es fácil. Tanto Cuba como New York tienen protagonismo en su historia. Sin embargo, donde las agrupaciones tuvieron mayor aforo fue en la capital del mundo. Allí, los hermanos Lebrón y la Fania All Star protagonizaron una época de oro para este género musical. Pese a esta circunstancia ajena a la región Caribe, Cuba fue el mayor promotor tanto de ritmos como de compositores que en conjunto lograron aportar más al género ya concebido.


Puerto Rico y Nueva York, a mediados de los años 50 y principios de los años 70, utilizaron la guaracha como ingrediente principal de su música. Sus protagonistas llegaron a ser profesionales de la música mayormente de origen boricua que fusionaron distintos ritmos y dieron origen a un nuevo sonido musical: la salsa. En este contexto, la Fania marcó un antes y un después en la evolución del género. La gran demanda de conciertos a lo largo del mundo para darse a conocer, impulsaron la comercialización del ritmo, cada día más apetecido por el público.


“La salsa ha tenido eras, pero la clave cubana es diferente a la clave boricua. Ese es el fundamento de la salsa, así se haya transformado a lo largo de los años”, recalcó J. Fernando Quintero, director de Rumba Stereo. Con todo este sabor a cuestas, la salsa llegó a América Latina a partir de los años 80. Apareció con mucha fuerza en Colombia, Panamá, República Dominicana, Perú, Venezuela y, lógicamente, en Puerto Rico y Cuba, que comenzaron a aportar nuevos estilos como, por ejemplo, el denominado subgénero de la salsa romántica.


Juliana Rodríguez, bailarina de profesión, con gran trayectoria en escenarios nacionales, expresa lo que para ella significa la salsa: “Es el ritmo que marcó mi niñez. La familia de mi papá es vallecaucana y esa era la música que acompañaba sus fiestas. Recuerdo navidades, cumpleaños, días de la madre, todas al ritmo de una buena orquesta de salsa”. Durante décadas nuestro país no solo ha dado origen a grandes intérpretes y a músicos de este ritmo sino que alrededor del mismo se ha creado una cultura y a la vez una forma de vida.
Colombia aportó un sinnúmero de artistas y agrupaciones a este género, logrando posicionar un estilo propio tanto en su música como en el baile. Esta situación se dio especialmente en la ciudad de Cali, la cual es conocida en colombia como la capital de la salsa. Sin embargo, en las últimas décadas Medellín y Bogotá han aportado a este ritmo, que ha venido a ser posiblemente uno de los estilos más recurrentes e imitados de la música reciente. Desde Fruko y sus tesos en los años 70 hasta el grupo Galé, el interior ahora también manda en la salsa.

Pero ¿cuál puede ser el remplazo de artistas que llevan décadas haciendo de este género uno de los más importantes? J. Fernando Quintero dice: “La salsa sigue dando hoy muy buenos músicos pero pocos cantantes. Desde el modelo de negocio se trataron de crear orquestas como el Gran Combo de Puerto Rico, Bobby Valentín y su orquesta, la Sonora Ponceña. Después se habla de solistas como Marc Anthony, Víctor Manuelle o Gilberto Santa Rosa. En Colombia solo quedan tres orquestas de peso: el grupo Niche, Guayacán y Gale”.

Durante la década de los 70, mientras las orquestas sobrevivían al auge del ahorro enfrentándose a los solistas, en la danza todo cambió. “Tomaron fuerza extraordinaria la salsa y el mambo, pero también fueron desapareciendo poco a poco esas bailarinas que animaban los espectáculos”, afirma Juliana Rodríguez. Con la reducción de músicos en los conciertos, el ritmo también perdió “la magia que este generaba en la gente”, agrega. “Con la llegada de la salsa romántica y la invasión de solistas las coreografías se hicieron más complejas, tocó enriquecer las pistas y volver a las pistas clásicas de los comienzos”.


Con los años, la salsa perdió su novedad con la llegada del merengue y de la música disco. Pese a esta situación, nuevos artistas como Frankie Ruiz, Luis Enrique, Eddie Santiago y otros lograron imponer una nueva generación conocida como la salsa rosa o erótica. “La década de los 80 es predominantemente romántica”, mencionó Quintero. Una nueva era que logró recuperar la fuerza del ritmo y muchos artistas veteranos tuvieron que adaptarse. Los mejores ejemplos de esta fusión son el puertorriqueño Gilberto Santarosa, Tito Nieves, Tony Vega y José Alberto ‘El Canario’.


Los últimos años fueron claves para la modernización de la salsa. Se pasó a algo conocido como “salsaton” o salsa choque, fusionada con el reguetón o la champeta. Aún así todavía quedan coleccionistas de la salsa de la vieja guardia, como Julio Cesar Vargas, fiel seguidor del ritmo, quien recuerda épocas doradas de la salsa en Bogotá: “Yo recorría la carrera séptima y la calle 19 donde conseguía los acetatos de las grandes orquestas y me reunía con otros salseros de la época. Eran varias casetas llenas de música. Desde ahí comencé a convertirme en coleccionista”.

En síntesis, durante casi tres generaciones la salsa ha traspasado fronteras evolucionando sus componentes. Transformaciones que no han dejado de lado los clásicos de salsa de las grandes orquestas o la salsa romántica. Seguramente ahora, con esta nueva fusión llamada salsa choque vendrán temas que se vuelvan inolvidables, hasta llegar a la máxima categoría de los clásicos, por lo que hoy puede concluirse con las palabras de la bailarina profesional Juliana Rodríguez: “La salsa, en cualquiera de sus versiones, jamás morirá ni pasará de moda. En cambio se renovará y seguirá generando sensaciones”.




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